miércoles, 5 de agosto de 2009

It's over.

Sonará a tópico pero tengo la sensación de que ya nada volverá a ser igual.

Hace tiempo que me vengo oliendo un tufo a cambio que se va haciendo más y más palpable según pasan las semanas. Pero lo que siento ahora, el pálpito que me envuelve el estómago, es algo tan real que podría comérmelo.

Si echo la vista atrás a lo que llevamos de año, no puedo evitar tener que apartar mis recuerdos de uno de los episodios más dolorosos de mi vida reciente. Aún es tan duro que no puedo ni hablar de ello. Por eso creo que lo que está a punto de ocurrir es justo lo que necesito para dar un giro a los acontecimientos.

Mañana me voy a Nueva York.

Me esperan 7 días de conocer, descubrir, explorar y, sobre todo, de ser otra persona, mi otro yo viajero y desenfadado, abierto y sonriente, alegre y dicharachero, la niña pizpireta que cada vez soy menos pero de la que aún queda algo por ahí en algún lugar de costa.

Poco más que decir. Despedirme de vosotros para siempre. Ha sido un verdadero placer incluso cuando no lo haya sido del todo.

Y para decir adiós, una de las canciones más bonitas jamás escritas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario