jueves, 29 de mayo de 2008

Azul turquesa casi negro

día 7
vamos que nos vamos

¿Habéis visto qué bonita cascada había cerca del hotel? El aeropuerto de Antalya no es muy grande sin embargo, hay más tráfico de ida y venida que en una romería. Era curioso ver aviones tan grandes volando tan bajo. Casi parecía que fueran a rozar la superficie del mar con la punta del tren de aterrizaje. Entre los aviones y los edificios costreros (por costras y costeros) de muchos colores, aquello parecía la cabecera de Corrupción En Miami!

Luego visitamos una tienda de pieles. No es que vendieran chaquetones de zorra (que también), si no que era más del tipo: cazadora de cuero a 1600 euros que, regateando, con una bonita sonrisa y un buen par de tetas, te podía salir por 250 más un cinturón. Turquía is different! Nos hicieron hasta un pase de modelos (vergüenza ajena...) en el que "invitaron" participar al freestyler de Harry "Antonio" Potter y a la mamá de Armando. Dicho pase estuvo precedido por el emotivo discurso de una asturiana afincada (años ha) en Turquía. Nos explicó la procedencia de las pieles, el maravilloso y estupendo tratamiento al que las sometían y demás cosas sin interés. Lo que más me chocó fue el asombroso parecido de esta señora con Yubaba, la bruja mala de El Viaje De Chihiro. Veamos una imagen para ilustrar la situación.

Ejem....


La mañana terminó con un pintoresco recorrido por un bazar que era el paraiso de las falsificaciones. ¡Señora! ¿Español? ¿Español? ¡Chiki-chiki! ¡Raúl! ¡Real Madrid! ¡Barcelona! Tú muy guapa. Españolas muy guapas. Aquí más barato. Calidad, calidad... En fin, que muy cansinos, la verdad. A mí, como las camisas de Tommy Hilfiger no me gustan ni regaladas, me dió la vena "platera" y me entregué en cuerpo y alma a la búsqueda de algún bonito detalle en plata que regalarme a mí misma por que sí, por que si no lo hago yo, ¿quién lo va a hacer? Por haber sido tan buena y por que yo lo valgo, ¡qué coño! Al final encontré una pulsera con turquesas que me gusta mucho y me recuerda que una vez estuve en Asia...

También hubo tiempo para hacer el gilipollas, claro.



Tras la comida, tuvimos la tarde libre. Descansar (¡POR FIN!), darse otro bañito turco (más majo el Cuasiiiiii...!), recoger y jugar al Tetris con la ropa, los zapatos, el neceser y los tres kilos de regalos que había comprado. También tuvimos un ratín para buscar mi pequeño vicio personal. Una edición en turco de El Principito... ¡y la encontré! :P

La última cena todos juntos y partidita de mus. Mientras ganábamos a Paco y Reme y a Antonio y Armando, el Real Madrid le daba todo lo suyo al Barsa... Hay veces que la vida es taaaaaan sencillamente bonita...

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