lunes, 26 de enero de 2009

¿A dónde nos llevará este viento?





Hace exáctamente dos semanas que me despidieron. Al principio resignación, más tarde cabreo, luego tristeza... Ahora, a otra cosa, mariposa.

Esa misma semana hice una entrevista en el trabajo de Mónica para cubrir su puesto cuando ella se vaya con Gonzalito a dar la vuelta al mundo. Se trata de un curro para bioquímicos que hablen inglés y que estén dispuestos a viajar, que sepan algo de marketing y con don de gentes. No parece tan difícil, ¿no?

Pues ya está, empiezo el 2 de febrero. Cambio número uno respecto a la vida que llevaba: cambie redacción por biotecnología.

Otro cambio vital importante, de esos que te marcan forever and ever, es que me tengo que sacar el carné de conducir. Esta misma mañana he ido a apuntarme a la autoescuela... ¡¡Temblad, temblad, malditos!! jejejeje....

¿Más cambios? He cambiado digital por analógico. He dejado la compacta en el cajón y he sacado a pasear la Holga... Resultados, próximamente en sus pantallas.

¡¡Más cambios!! Ramón se ha mudado. Sí, sí, como lo oyen. Se ha ido a vivir con mi profe de canto. ¡Ésto se parece cada vez más a una peli de Almodóvar!

Y más cambios...... esta vez, existenciales. ¿Puede acabarse una amistad igual que se acaba un amor? ¿Puede ser que la persona que mejor te conoce se vuelva una extraña para ti? ¿Será culpa mía? No tengo respuestas, lo siento. Solo siento que hace mucho tiempo algo se torció, se acabó, se agotó, se cansó de tanto esperar y ya no espera nada... Y no esperar nada de alguien es el fin.

¿Aún más? Bueno, no lo sé... Algo ha debido cambiar en mí, aunque no sé si es un cambio permanente o un permanente cambio... No me apetece viajar. ¿Es grave, doctor? Pues ni idea, chica, qué quieres que te diga...

Yo, por si acaso, voy a hacer las maletas, no vaya a ser que el viento cambie y me pille así, ¡con estos pelos!


lunes, 19 de enero de 2009

No cash


UF! Por dónde empiezo...

Durante los últimos años, al acercarse la noche del 31 de diciembre, siempre cumplía el mismo ritual. Me sentaba cómodamente delante de mi ordenador, elegía cuidadosamente una melodía tranquila y ensoñadora, bajaba un poquito la intensidad de las luces y dejaba que mi mente buceara todo lo profundo que hiciera falta para hacer balance del año que estaba a punto de terminar.

Cuando la regresión llegaba hasta el mes de enero, tocaba pared y volvía hasta el momento actual, dejando por escrito el rastro de todo lo acontecido en forma de palabras. No es por ser pedante pero me solía agradar bastante el resultado. Me hacía sentir orgullosa y, sobre todo, me dejaba la tranquila sensación de que todos esos recuerdos ya nunca se perderían en el tiempo. Siempre tendría mis pildoras anuales de viajes, amigos, amores, acontecimientos familiares, sentimientos, cambios, vuelos, colores, olores y edredones.

Pues bien, este año se me fue la pinza. Entre que en casa (en mi nueva casa) no tengo internet y que en el curro (en mi antiguo curro) no tenía tiempo ni de rascarme la nariz, no encontré el momento de llevar a cabo mi plan maléfico de perpetuación cibernética de mis recuerdos. Una pena, la verdad.

Igual me pongo ahora, no sé, tengo que pensarlo. No es tan tarde, ¿no? Además, algo bueno tenía que tener quedarse en paro: toneladas y toneladas de tiempo libre, de ese que añoras cuando curras para hacer mil planes estupendos y divertidísimos y que cuando lo tienes (el tiempo libre, digo) no sabes qué coño hacer con él. ¿Dónde están ahora todos esos planes tan cojonudos que querías hacer y que el satánico trabajo no te dejaba realizar? Aaaaaah, sí, claro....... es que ahora no te puedes gastar ni un mísero euro en nada que no sea de vida o muerte, se me había olvidado... Puto paro...

Ahora que el frío te congela hasta las ganas de vivir y que la lluvia desencadena mis ganas de llorar, espero resucitar este laboratorio mágico, más que nada, para ahorrarme el psicoanalista, que no tengo pasta...